En medio de muestras de gran devoción llegó la imagen de la Virgen del Carmen Peregrina al campamento Esperanza, en la mina San José.
Acompañada del Obispo diocesano, Monseñor Gaspar Quintana, cmf., el rector del Santuario Nacional de Maipú, P. Carlos Cox, sacerdotes de toda la diócesis y cientos de personas, la imagen bellamente iluminada entró al campamento escoltada por una caravana de vehículos, la noche del lunes 13 de septiembre, para presidir un momento de oración junto a los familiares de los mineros atrapados. En su mensaje, el Obispo recalcó que “lo más importante de la Virgen es su hijo, y esta noche, al peregrinar a este lugar, estamos pidiéndole que nos acompañe en esta tarea de orar por el mundo, por el país, y especialmente, por rescatar a sus hijos de aquello que les oprime y aplasta, que hace peligrar sus vidas”.
Acompañada del Obispo diocesano, Monseñor Gaspar Quintana, cmf., el rector del Santuario Nacional de Maipú, P. Carlos Cox, sacerdotes de toda la diócesis y cientos de personas, la imagen bellamente iluminada entró al campamento escoltada por una caravana de vehículos, la noche del lunes 13 de septiembre, para presidir un momento de oración junto a los familiares de los mineros atrapados. En su mensaje, el Obispo recalcó que “lo más importante de la Virgen es su hijo, y esta noche, al peregrinar a este lugar, estamos pidiéndole que nos acompañe en esta tarea de orar por el mundo, por el país, y especialmente, por rescatar a sus hijos de aquello que les oprime y aplasta, que hace peligrar sus vidas”.
Monseñor Quintana destacó que por eso “el Santo Padre, al bendecir esta imagen para Chile, la llamó la Madre del Consuelo, porque ella una vez más, consuela, da esperanza, acompaña nuestra historia...
Le pedimos a ella que interceda para que pronto podamos tener a nuestros hermanos mineros sanos y salvos, para alegría de todos nosotros”.
Por su parte, el P. Carlos Cox se refirió al campamento como “un santuario, un lugar santo”, dando cuenta de la enorme alegría que inundó a todo Chile cuando se supo la noticia de que los mineros estaban vivos, y que se notó también en quienes acudieron al santuario de Maipú y a todos los templos del país. “También cada uno de nosotros es un santuario- agregó,- también nuestros corazones, nuestros hogares, y si nos damos cuenta de eso, seremos lo que queremos ser: la copia feliz del Edén”.
Una vez finalizada la liturgia, las personas del campamento tuvieron la oportunidad de contemplar más de cerca la hermosa imagen de María, y admirar el trabajo de la figura y los signos de sus vestimentas.
Luego, la imagen volvió al puerto de Caldera para continuar la visita a Atacama.
Comunicado: Ana María