
Sumo Pontífice destaca que la paz es posible, que no es una utopía o un sueño, sino que son nuestros ojos los que “deben ver con mayor profundidad, bajo la superficie de las apariencias y las manifestaciones, para descubrir una realidad positiva que existe en nuestros corazones”.
Otro aspecto importante es plantearse un nuevo modelo de desarrollo y otra visión de la economía porque el desarrollo integral, solidario y sostenible, además del bien común, “exigen una correcta escala de valores y bienes, que se pueden estructurar teniendo a Dios como referencia última”. “En concreto –dice el Papa- dentro de la actividad económica, el que trabaja por la paz se configura como aquel que instaura con sus colaboradores y compañeros, con los clientes y los usuarios, relaciones de lealtad y de reciprocidad. Realiza la actividad económica por el bien común, vive su esfuerzo como algo que va más allá de su propio interés, para beneficio de las generaciones presentes y futuras. Se encuentra así trabajando no sólo para sí mismo, sino también para dar a los demás un futuro y un trabajo digno”.
Fuente: Página Iglesia