La
huella ecológica es una
herramienta para medir el consumo de los recursos naturales y plantea por tanto
la cuestión de cuanto carga el hombre el ecosistema. La medida se basa en el
tamaño de la superficie de terreno, o productividad biológica de la tierra
(tanto tierra como agua), que cada uno de nosotros precisa para obtener los
recursos necesarios y para asimiliar los residuos generados.
La
huella ecológica puede ser calculada tanto para un individuo como para una
estado o toda la población mundial. La huella ecológica tiene en cuenta:
Seis
areas bioproductivas diferentes:
– Cultivos para la obtención de
cereales, pienso para animales, fibra, aceite y caucho.
– Pastos para la producción de carne, lana o leche.
– Bosques para la producción de madera o papel.
– Zonas de pesca.
– Terreno para construcción de casas, infraestructura de transporte y producción industrial.
– “Zonas energéticas” para la asimilación del exceso de CO2 procedente de la combustión de combustibles fósiles o madera, y la utilización de energía nuclear e hidroeléctrica.
– Pastos para la producción de carne, lana o leche.
– Bosques para la producción de madera o papel.
– Zonas de pesca.
– Terreno para construcción de casas, infraestructura de transporte y producción industrial.
– “Zonas energéticas” para la asimilación del exceso de CO2 procedente de la combustión de combustibles fósiles o madera, y la utilización de energía nuclear e hidroeléctrica.